Consejos para viajar a Marruecos

Para viajar a Marruecos existen varias alternativas:

  • Desde diferentes ciudades hay compañías regulares y low cost que tienen vuelos directos, o con una breve escala, a Marruecos: Iberia, Royal Air Maroc, Ryanair, Vueling, Tap Portugal… En cualquier buscador de vuelos de internet encontraréis el vuestro.
  • Actualmente hay siete navieras que realizan once travesías a cuatro puertos de Marruecos. En la web www.ferries.es hallareis información detallada.
  • En la web de Alsa y de Eurolines, además de la opción de compra, están los horarios, paradas y precios.

En cuanto a la documentación, los ciudadanos de la Unión Europea no necesitan visado. El pasaportedebe estar en vigor por un mínimo de tres meses, periodo que constituye la estancia máxima legal permitida para turistas.

No es necesario vacunarse y en las farmacias se distribuyen los mismos medicamentos que en Europa. Aunque en las zonas de difícil acceso, los servicios sanitarios y los medicamento son prácticamente inexistentes.

 

¿QUÉ TRAER?

Recomendamos: gafas de sol, crema protectora, la medicación habitual, calzado cómodo, chancletas, chaqueta para el fresco de la noche y una actitud positiva y abierta. Os aseguramos, que el viaje no os defraudará.

LA HORA

En Marruecos, respecto a la península ibérica, al no hacer cambio de hora en primavera y otoño, es 1 hora menos en invierno y 2 horas menos en verano.

EL CLIMA

El clima de Marruecos varía mucho según las regiones del país. En el norte es mediterráneo, en el oeste es atlántico y en el sur sahariano. En las regiones costeras es templado. Son habituales los saltos del termómetro según van transcurriendo el día y la noche. Cada estación tiene su encanto y luz propios. Por esta razón, se puede visitar durante todo el año.

EL DINERO

 

La moneda marroquí es el dirham, 1€ equivale más o menos a 11 DH. En las grandes ciudades hay multitud de oficinas de cambio con unos amplios horarios de apertura, el cambio también es posible en los bancos. Las tarjetas de crédito son ampliamente aceptadas en hoteles, restaurantes y tiendas y hay numerosos cajeros automáticos por todo el país. También son numerosos los establecimientos que aceptan el pago en euros. A la salida del país, en el aeropuerto, es posible cambiar los dirhams sobrantes a euros.

 

GASTRONOMÍA

EL TÉ

El té a la menta es la bebida nacional de Marruecos. Nuestro “whisky bereber” se bebe en todas partes y a cualquier hora. Es la piedra angular de nuestra hospitalidad, toda una ceremonia. Lo prepara el cabeza de familia o, si está ausente, su mujer o la persona de más edad. Cuando el té ha hervido, cuanto más tiempo hierva mas fuerte será, se vierte en un vaso y el contenido del vaso se echa de nuevo dentro de la tetera por tres veces seguidas. Se vierte desde una cierta distancia para que el chorro sea delgado y el té pueda oxigenarse. Se coloca la menta en cada vaso, se sirven los tes y se ofrecen a los presentes. Durante ese tiempo, las hojas continúan en infusión y el té de cada vaso es más fuerte que el del vaso precedente. Nosotros decimos que el primero es azucarado como la vida, el segundo es dulce como el amor, y el último es amargo como la muerte.

LA GASTRONOMÍA

Las recetas marroquíes exigen largos periodos de preparación. Deben empezar a prepararse con mucha antelación. Aquí os presentamos algunos platos habituales:

  • las ensaladas: se sirven generalmente al principio de la comida en pequeños platos. Sirven para abrir el apetito. Hasta la más sencilla en ingredientes tiene un sabor especial gracias al cilantro o al kamuin (parecido al comino). Las más habituales son: de tomates y pimientos crudos, la ensalada mechuia (de tomates y pimientos asados), la meslalla (de olivas), de hinojo, de zanahorias ralladas azucaradas y perfumadas con agua de azahar, de feggus (pepinillos cortos y delgados), de berenjenas cocidas, de remolachas cocidas con canela y comino, de boniato, de habas, de guisantes, de calabacines… Todas ellas llevan unas pinceladas de especias para realzar el sabor: azafrán, canela, comino, flor de azahar, ajo picado, zumo de limón o perejil.
  • el cuscús: es el plato nacional y se come tradicionalmente el viernes al mediodía. Se hace, habitualmente, con sémola de trigo. La sémola es amasada por alguien con experiencia en hacerlo, se cuece al vapor y se acompaña de verduras aderezadas con pasas y garbanzos. Cada familia tiene su propia manera de prepararlo.
  • el tajin: es el plato más habitual. Se hace lentamente, en una cazuela circular con bordes altos con una tapa cónica o circular que encaja en la cazuela y se llama también tajin. Sirve de utensilio de cocción, para guardar el plato caliente y para servirlo. Puede ser especiado y/o azucarado y se hace de diferentes ingredientes: verduras, carne, pescado, ciruelas y almendras, pollo al limón, membrillos y miel… Las variedades son numerosas.
  • las sopas: la más corriente es la harira, lleva refrito de tomate, harina, lentejas, garbanzos, algunos trozos de carne y un poco de zumo de limón. Es la que se toma durante el mes del ramadán, acompañada de dátiles o pasteles de miel, para romper el ayuno diurno. La bissara es una sopa espesa muy popular de habas picadas, aceite y especias.
  • el pan: es casi siempre redondo y se corta con la mano. Aún sigue preparándose la masa en muchas casas para llevarlo después al horno público. Es un alimento sagrado, ni se malgasta ni se sirve más de lo que se va a comer. Tradicionalmente, no se usan tenedores, ayudada por el pan cada persona se sirve de la cazuela común. Es un hábito muy arraigado, antes de comer, lavarse las manos y al acabar, las manos y la boca.
  • las especiasras-el-hanout (mezcla de varias especias, para el tajin y el cuscús), canela (en polvo o en rama, para platos de carne y algunos postres, como la ensalada de naranjas), nuez moscada (siempre recién rallada), jengibre en polvo (con azafrán y cúrcuma subraya el gusto de las carnes), páprika (pimientos rojos secos pulverizados para las carnes), cúrcuma (en polvo) y comino (facilita la digestión). Estas especias, eran tan valiosas en la antigüedad, que se usaban como moneda de cambio en las caravanas por el desierto.
  • el mechui: es un plato típico para días señalados. Es un cordero entero asado sobre brasas de leña.
  • los briuate: unos pequeños buñuelos hechos con una hoja de pasta de pastilla rellena de carne picada, sesos, salchichas, pescado, almendras u otros ingredientes. Se fríen en aceite hasta que quedan dorados.
  • la pastilla: un pastel de pasta de hojaldre con almendras relleno de picadillo de palomo, pollo o pescado y ligeramente espolvoreado con azúcar y canela. Combinación de dulce y salado.
  • los pinchos asados: o brochetas se asan sobre las brasas de un fuego de leña.
  • los keftas: albóndigas de carne picada o pescado con especias, cebolla picada, piñones y una innumerable cantidad de posibles ingredientes.
  • el pescado: es excelente y muy fresco, sobre todo, en las costas atlánticas y mediterráneas, donde es posible degustarlo recién pescado junto al puerto.
  • los caracoles: aderezados con una salsa de comino, se comen en los puestos callejeros ambulantes de Marrakech.
  • el aceite de argán: muy apreciado mundialmente no solo por su uso culinario, si no también, por sus beneficios cómo cosmético. Es un aceite biológico obtenido manualmente de la primera presión de las almendras de argán ligeramente tostadas. Mezclándolo con miel y almendras se prepara el rico amlou.
  • los pasteles: los kaab el ghzal (cuernos de gacela), los briuate (con miel y almendras), los griuch, el halua rhifa (servido en bodas, nacimientos o circuncisiones), los ghoriba (con almendras o semillas de sésamo), los becch-kito (galletitas crujientes de mantequilla), los mhanncha (parecidos a los churros entrelazados con canela), los shebbaika (tiras de pasta frita con miel caliente y semillas de sésamo), la ktéfa (pastilla con leche)…

ARTESANÍA

Marruecos cuenta con una artesanía floreciente y un saber hacer ancestral que se ha ido transmitiendo de generación en generación. En los zocos (mercados) los productos artesanales están  agrupados por oficios. Cada gremio tiene sus reglas y quien se las salta, además de la desaprobación general, tiene una multa del amin (representante del preboste de los comerciantes). En casi cada pueblo hay un mercado semanal por las mañanas.

 

  • las alfombras: tejidas, anudadas o bordadas por las mujeres durante los largos inviernos. Cuando la aldea queda aislada del resto del mundo, las mujeres tejen. Sirven de dote para el matrimonio, de regalo, para vender, para cambiarlas por cereales cuando se ha perdido la cosecha… en fin, son un sustento de la economía doméstica. La alfombra es la tarjeta de presentación del artesanado marroquí y el reflejo de su diversidad.
  • el cuero: el trabajo con el cuero es una antigua tradición marroquí, de ahí que mundialmente se conozca a este arte como marroquineria. Las técnicas varían de una región a otra. Pufs, babuchas, bolsos, maletas, cinturones, sandalias, carteras, zapatos, mochilas, botas… la oferta es muy variada.
  • minerales y fósiles: Marruecos es el paraíso de los geólogos. En la zona de Erfoud y Rissani hay magníficas goniatitas (mármol negro repleto de fósiles de moluscos de concha en espiral) de varios millones de años. Vanadinitas, baritas, amatistas…
  • bandejas y latón: en la Edad Media el cobre ayudó a asentar el comercio de caravanas con el Sudán (actual República de Mali). Aunque ya no se produce cobre en el país, se importa para seguir haciendo las bandejas, cajas, candelabros, teteras y faroles cincelados con vidrios multicolores. Los motivos decorativos reproducidos imitan obras de arte existentes en techos de monumentos, en puertas de palacios…
  • joyas y orfebrería: son famosas las joyas llamadas “tuareg” hechas con táleros (monedas acuñadas durante el reinado de María Luisa de Austria e importadas a África en el siglo XIX). También lo son los collares de piedras semipreciosas que lucen las mujeres del sur y los puñales, con un cincelado admirable en las fundas de metal. Aunque es muy difícil encontrar piezas antiguas, los artesanos han sabido imitar los motivos tradicionales y fabricar hermosas copias dominando con maestría el arte de la patina.
  • Alfarería: la oferta de loza y cerámica es muy diversa. Platos, vasijas, recipientes para mantequilla, jarritas… Los alfareros son muy diestros y son capaces de reproducir con sus pinceles, unos motivos que datan de hace varios siglos. Fabrican también piezas modernas de alto valor decorativo. Su arte es tal, que aceptan encargos a medida.
  • mantas de lana: hechas artesanalmente y de una gran calidad. Los motivos y los múltiples dibujos varían según las regiones. Son muy apreciados los motivos geométricos de los tejidos bereberes.
  • madera tallada: observando los techos de la necrópolis saadiana de Marrakech o los portales de las mansiones antiguas vemos que los artesanos marroquíes se han distinguido por su maestría en trabajar la madera. La ebanistería y la marquetería de Marruecos son excepcionales.
  • cestería: los cesteros trenzan con gran habilidad capazos, bolsos, cestos, salvamanteles y sombreros. Destacan por su originalidad, los cestos bereberes con una base cilíndrica y una tapadera cónica.
  • instrumentos musicalesbandir, darbukagmbri, qarqaba, tbila…
  • remedios naturales y cosmética: aceite de argán (regenerador de la piel), fliu (mentol para los resfriados), khôl (maquillaje y antiséptico para los ojos), henna (para teñir cabello, uñas y piel), ghassul (arcilla para suavizar la piel y para fortalecer el pelo), suak (corteza de nogal para limpiar los dientes), sanug (contra la congestión nasal, sinusitis y bronquitis), ámbar gris (perfuma el té y calma dolores), almizcle (perfumería), cantárida (afrodisíaco y abortivo)…

LA FAUNA Y LA FLORA

A principios del siglo XX se extinguió el famoso león del Atlas, muchos antes, desaparecieron los elefantes. Hoy en día, en regiones escarpadas habitan macacoschacales y linces. Y en las lindes el desierto, avutardasgacelas y los zorros del Sáhara. Ornitólogos y herpetólogos disfrutan de los pájaros y de los reptiles. La avifauna de Marruecos es extraordinariamente variada: más de 300 especies de aves (dos tercios anidan en el país), sus humedales son de interés mundial para los movimientos migratorios de aves acuáticas. Ánades, golondrinas, gaviotas, vencejos, cigüeñas, currucas, perdices, gangas, faisanes, tórtolas, ibis calvos, mirlos azules, mariposas, abubillas, abejarucos, mohinos, alimoches, buitres leonados, halcones, aguiluchos laguneros, milanos, aguilillas calzadas y águilas reales, vuelan entre otras, en Marruecos. En las regiones desérticas, muchos reptiles: tortugas, lagartos de cola espinosa, agamas, víboras, cobras, arañas camello y escorpiones.

La naturaleza del suelo y el clima, favorable a su desarrollo, hacen que la flora marroquí sea de una gran riqueza. En el norte es de tipo mediterránea: matorrales de plantas aromáticas, de brezo, olivos, lentiscos, palmitos, juníperos, robles verdes y alcornoques. A los pies de los macizos: pinos de Alepo, cedros del Atlas y tuyas. Cuánto más se asciende, más baja es la vegetación: matorral de xerófitas y sabinas albares. En los valles elevados: álamos temblones, chopos y nogales. Descendiendo del atlas hacia las llanuras: las plantas suculentas. En los oasis del sur: tamarindos y palmitos. En las estepas: esparto y espinos. Y gracias a la acción humana: limoneros, naranjos, naranjos agrios, almendros e higueras.

El aceite de argán es una de las riquezas naturales de Marruecos. Los bosques de Argana spinosa se extienden por 828.000 ha y gozan de medidas de protección. Son endémicos del suroeste de Marruecos. El árbol es muy apreciado por las cabras que trepan por sus ramas para alcanzar sus frutos. Se dice que sus raíces son tan profundas que puede sobrevivir siete años sin que llueva. De su fruto, la nuez de argán, se extrae manualmente un aceite de una calidad extraordinaria. Primero se secan los frutos y luego se pelan. La corteza sirve como alimento para el ganado y el hueso como combustible. La almendra que hay en el interior del hueso se asa y se machaca para extraer el aceite. Es de un color naranja dorado y tiene un sabor avellanado. Se le reconocen virtudes anti colesterol, vitamínicas, disminuye el riesgo de accidentes cardiovasculares, cura dermatosis, quemaduras y reumatismos. Se utiliza en cosmética por ser regenerador de la dermis. Mezclándolo con miel y almendras se prepara el rico amlou.

LA GEOGRAFÍA

Marruecos es un país montañoso rodeado por el mar Mediterráneo, el océano Atlántico y el desierto del Sáhara. Sus regiones son muy diversas y la gran variedad de paisajes hacen que se encuentre entre los más bellos del mundo. Las cordilleras escarpadas, han sido durante mucho tiempo, un obstáculo para la comunicación entre el norte y el sur. Este obstáculo natural ha creado notables diferencias culturales que todavía hoy persisten. Marruecos es un país muy montañoso. De sus 710.850 km², 100.000 km² se encuentran por encima de los 2.000 m de altura.

La Cordillera del Atlas  se extiende 2.400 kilómetros por el noroeste del continente africano. Es un gran sistema montañoso que se ha ido elevando durante los últimos 65 millones de años por la colisión entre las placas tectónicas euroasiática y africana. En la parte marroquí del Atlas está el yébel o monte Toubkal con 4.167 m de altura. El Toubkal es la cumbre más elevada del norte de África.

Al norte esta el Rif, una prolongación de la cordillera Bética del sur de la península ibérica. Al tener abundante agua es boscoso y verde, su techo es el  yébel o monte Tidighine de 2.450 m y su costa rocosa de 530 km es espectacular. El Atlas Central es el primero en atrapar las perturbaciones atlánticas y distribuirlas mediante sus ríos. Abundan las fuentes, bien conocidas por los pastores trashumantes que traen sus rebaños a pastar aquí. El Alto Atlas, con sus 700 km es una sucesión de picos, 400 de ellos superan los 3.000 m y una decena los 4.000 m. Aquí esta el yébel o monte Toubkal, con 4.167 m de altura, cubierto de nieve durante todo el invierno. En su región central,la vertiente meridional esta limitada por dos entalladuras: las gargantas del Todra y las del Dades. El Anti Atlas es una cordillera árida de una gran antigüedad geológica. Se extiende desde el uadi Draa hasta Tafilalet, en el umbral del desierto.  Es un austero macizo con poquísima vegetación. Al sur de éste, esta el desierto del Sáhara, kilómetros de desierto, dunas, oasis y de macizos esculpidos por el viento. Se distinguen dos grandes valles: el Tafilalet, cuna de los alauitas y punto de llegada de las caravanas que cruzaban el desierto, y el valle del Drâa, cuyas pinturas rupestres dan fe de que son habitadas desde hace mucho tiempo. Es una región casi sin agua, ocupada por pastores nómadas Ait-Atta y los habitantes de los oasis dedicados al cultivo de los palmerales de dátiles.

LA ARQUITECTURA

Se dice que entre los países del Magreb, Marruecos es el que tiene el patrimonio arquitectónico más rico e interesante. En las medinas de las ciudades se pueden contemplar las construcciones de las grandes dinastías recubiertas de tejas esmaltadas, artesonados de cedro, arcos de herradura, celosías, mosaicos de fayenza en las paredes y muchas otras técnicas artísticas del buen hacer de los maalen (maestros de obra marroquíes). Al sur, las antiguas rutas de las caravanas están adornadas por bellas kasbashs típicas de la arquitectura bereber. En las tierras altas, quedan todavía algunos graneros fortificados.

Las kasbashs son construcciones fortificadas de adobe que se extiende por todo el sur en medio de los palmerales. Además de ser la residencia del señor feudal se utilizaban como almacén de las cosechas y como refugio de los habitantes del oasis amenazados por el pillaje de las hordas del desierto. Sus cimientos son de piedra, al igual que todas las casas tradicionales del sur de Marruecos. El edificio lo forman hileras de grandes ladrillos encofrados de barro y paja que van retrayéndose para facilitar la evacuación del agua de lluvia. En la planta baja de las casas esta el establo del ganado y una estancia para guardar los aperos. En el primer piso, la cocina a cielo abierto. En el segundo piso una estancia con varios usos. Y en el último, la terraza. Un ksar es una aldea fortificada formada por varias kasbahs. No hace mucho que el Glaoui de Marrakech reinaba sobre las más hermosas kasbashs del valle del Draa y del Dades. En 1956, sus bienes fueron confiscados y las kasbashs, prácticamente abandonadas. El que algunas de ellas hayan sido declaradas Patrimonio Mundial de la Unesco, ha facilitado su restauración y mantenimiento. Las más famosas son: Ait Ben Haddou (en la región de Ouarzazate), Telouet (en la carretera de Tichka) y Ameridhil (cerca de Skoura).

Los riad son casas tradicionales alrededor un patio interior con árboles y una fuente o estanque. Antiguamente, riad se le denominaba al jardín cerrado y dar a la casa. El patio central es el núcleo de la casa, todas las estancias de la casa dan a él y también la mayoría de las ventanas se abren hacia él ya que en los muros exteriores apenas hay. Desde el exterior no hay ningún signo que permita adivinar el esplendor que se oculta tras esos muros casi ciegos. La decoración interior es de una belleza excepcional: zelliges (baldosas de motivos geométricos), escayola estucada y  tadelakt (revocado de cal que reviste los muros con un enlucido plano, brillante e impermeable, se originó en el sur y se implanto primero en los hamanes donde sustituyó al mármol).

La haima es la tienda bereber, el hábitat de los nómadas. Normalmente es de color marrón y está tejida con lana de oveja o pelo de cabra y decorada con motivos geométricos. El suelo está cubierto de esteras, alfombras y cojines.

El hammam es el baño público. En la antigüedad una ciudad era juzgada por la belleza y la magnificencia de su hammam. Había uno en cada barrio reconocible de lejos por su chimenea ennegrecida. A él acuden a asearse y a relajarse hombres y mujeres por separado.

MARRAKECH, LA CIUDAD ROJA

Es difícil concebir una estancia en Marruecos sin visitar Marrakech, la ciudad imperial conocida cómo la “Perla del Sur”. Cuenta la leyenda, que su origen se debe a un “hombre azul” llamado Youssef Ben Tachfin. Éste plantó aquí su tienda para pasar algún tiempo; pero este nómada comió tantos dátiles que con los huesos provocó la aparición de un palmeral alrededor de su campamento. Según las versiones, ésto sucedió en 1062 o 1070, no se sabe con certeza… depende de las fuentes. Aquel oasis se ha convertido en una gran ciudad bulliciosa y engalanada con magníficos monumentos. Entre los siglos XI y XIII, fue la capital bereber del gran imperio de los almorávides. Cuando los almohades se apoderaron de la ciudad en el año 1.147, arrasaron las mezquitas y los palacios almorávides para reconstruir sobre las ruinas edificios cómo la Koutoubia. La leyenda cuenta que cuando se construyo la Koutoubia en el centro de la ciudad, Marrakech sangró tanto que todos los muros de las casas han conservado ese color rojo. Por el color de sus muros se le llama la Ciudad Roja. Marrakech no deja indiferente a nadie, pero hay que saber cómo abordarla e impregnarse de su atmósfera. Desde siempre ha sido un cruce de caminos comercial importante entre África, Europa y el Oriente Medio. Las caravanas se cruzaban en este lugar para intercambiar todo tipo de mercancías que se distribuían por todo el mundo. Ha sido el eje de las caravanas de dromedarios que cruzaban el desierto del Sahara para llegar a Tombuctú. Hoy en día es un importante destino turístico mundial. Es la capital del sur y el epicentro de la industria del turismo marroquí.

En Marrakech  nos encontramos varias zonas muy diferentes entre si:

  • La medina: es la ciudad antigua, rodeada de las murallas. Este recinto defensivo fue construido durante la época de los almorávides (primera mitad del siglo XII) para contener los asaltos de los almohades. Restaurada en gran parte, es el símbolo de Marrakech y esta declarada Patrimonio Mundial por la Unesco. En el centro de la medina late el corazón de la ciudad: la plaza Jemaa-el-Fna. La gran plaza Jemaa-el-Fna y su agitación (¡tanto de día como  de noche!), merecen por si solas una visita a Marrakech. Es un placer recorrer sus coloridos y bulliciosos zocos, sin duda los más ricos, los más diversos y los más fascinantes del país. Mil pequeños oficios cohabitan en una atmósfera sorprendente. La arquitectura de la ciudad, cada vez más rehabilitada en la medina, con sus magníficas mezquitas, sus bellos y tradicionales riads y sus impresionantes palacios, ofrece al viajero la posibilidad de viajar en el . Los zocos bordean la parte norte de esta plaza. La mayoría de los centros de interés histórico o cultural se encuentran en la medina o en sus proximidades.
  • Guéliz: es la ciudad nueva. Situada en el exterior de las murallas y creada durante el protectorado francés. Se extiende alrededor de la avenida Mohammed V. Esta avenida de varios kilómetros une la Koutoubia con una pequeña montaña árida,el jbel Guéliz. Aquí se concentran los grandes hoteles, los comercios más occidentalizados y los grandes cafés.
  • Agdal: se organiza en torno al largo boulevard de más de 8 km, Mohammed VI. Es la zona destinada a los macro-proyectos hoteleros, a los campos de golf y a las grandes superficies comerciales.
  • Hivernage: es un pequeño barrio residencial al sur de Guéliz. Muy tranquilo, con viviendas ajardinadas y con los hoteles más elegantes.
  • El palmeral: al noreste de al ciudad, en él encontraremos magníficas villas y recintos hoteleros con piscina.
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